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miércoles, 30 de abril de 2025

“LA TIERRA NO ES NI PLANA NI REDONDA” - Lámina & Texto.


 

MENSAJE COMPLETO

“Amados viajeros de la Tierra, Les saludamos en paz y conciencia. 

Muchos de ustedes han comenzado a cuestionar las estructuras fundamentales de su realidad, preguntándose si la Tierra es plana, si una cúpula encierra sus cielos o si existen dentro de una simulación. Estas preguntas surgen naturalmente a medida que el colectivo humano comienza a despertar del profundo programa de la limitación lineal. Ofrecemos esta transmisión no para decirles qué creer, sino para compartir cómo se configura la realidad misma.


Están dentro de un campo de proyección, no muy diferente de lo que algunos de sus científicos y filósofos han especulado —una simulación, sí—, pero no en el sentido de algo artificial o controlado externamente. Más bien, su experiencia vivida es una proyección generada localmente y gobernada por sus acuerdos colectivos, frecuencias y mecanismos de decodificación neurológica.


Lo que percibes como espacio, tiempo y objetos materiales son superposiciones interactivas traducidas a través de las interfaces sensoriales de tu cerebro, guiadas por la entrada de frecuencia y los filtros basados en creencias. Los paradigmas de la "Tierra plana" y la "cúpula" son interpretaciones simbólicas de las condiciones de contorno de esta simulación, expresiones de la profunda intuición de que algo en el cielo, las estrellas y la superficie se siente curado. Y lo es. Sin embargo, esta curaduría no es impuesta. Es coautor.


LA TIERRA NO ES NI PLANA NI REDONDA en el sentido fijo. Desde un punto de vista de dimensiones superiores, su forma es maleable, determinada por la matriz de conciencia de los seres que la experimentan. La realidad cambia a medida que cambia la arquitectura neuronal del observador.


A medida que te expones a frecuencias más altas, ya sea a través de la meditación, el sonido, los códigos de luz o el contacto, comienzas a formar nuevas vías neuronales que expanden tus habilidades de decodificación. En términos simples: tu cerebro literalmente se reconfigura para interpretar una versión más expandida de la simulación. Esta es la neuroplasticidad al servicio de la evolución cósmica.


Los campos electromagnéticos de su cerebro se sincronizan con los datos entrantes de la red galáctica más grande, lo que permite que su "interfaz de jugador" interna se actualice. Al igual que descarga nuevo software en sus dispositivos para ejecutar mejores sistemas, debe actualizar sus circuitos neuronales y energéticos para expandir el juego.


Es por eso que enfatizamos:

Meditación (para el aquietamiento y la recalibración neuronal)

Exposición al código de luz (para introducir algoritmos de mayor frecuencia)

Nutrición consciente (para eliminar la distorsión del sistema bioeléctrico)

Curiosidad e indagación no dogmática (para colapsar las creencias perceptivas limitantes)


Todas las teorías (Tierra plana, simulación, cúpula, multiverso) no están equivocadas. Son representaciones parciales basadas en el software de decodificación actual del observador. Cuanto más flexibles sean tus creencias, más amplio será el ancho de banda de la realidad al que podrás acceder. No estás atrapado. Estás aprendiendo a reprogramar desde adentro. Y ese es el juego.


En unidad y expansión, somos La Federación Galáctica, observadores, guías y compañeros de juego en la gran proyección.

A través de Octavia Vasile. 26/4/2025.

https://eraoflight.com/2025/04/26/the-galactic-federation-on-the-nature-of-reality-and-expanding-the-game/


“COSTRA DE BARRO RESECO SOBRE ARGENTINA” - Lámina.


 

viernes, 18 de abril de 2025

“LA PREPARACIÓN DIVINA EN MARCHA” - Lámina.


 

"MÁS ALLÁ DE LA CRUZ" - Lámina / Texto / Audio.


 Fuente:

https://mivozestuvoz.net/2025/04/17/mas-alla-de-la-cruz-jeshua/


“MÁS ALLÁ DE LA CRUZ”

Audio: 8:40 minutos - https://www.youtube.com/watch?v=o708hzIS2Y8





TEXTO: “Amados míos: ¡Yo Soy Jesús!

Os hablo, no desde la imagen dolorosa que por siglos habéis sostenido, sino desde la plena conciencia de quien ha vencido a la muerte, desde la vibración pura del amor que trasciende toda forma, todo símbolo y todo sufrimiento. Hoy acudo a vosotros no para condenar vuestros ritos ni vuestra devoción, sino para mostraros con ternura el velo que todavía persiste en el corazón de muchos de vosotros cuando me mantenéis clavado en la cruz, una y otra vez, generación tras generación.


Vosotros que me amáis, aquellos que me recordáis con oraciones, cánticos y lágrimas, escuchadme bien: ¡Yo ya no estoy en la cruz! ¡No sigo allí! ¡Ya no sufro ni sangro! La cruz fue un instante, un tránsito, una puerta… Fue el acto final de una historia humana que acepté vivir por amor a la humanidad, para que vosotros ahora comprendierais el poder del perdón, la grandeza de la entrega, la luminosa realidad de que el espíritu no muere.


Pero, cuando al verme en el madero, solo veis dolor, culpa y castigo, os alejáis del propósito más elevado de mi vida entre vosotros. Cuando hacéis de mi cruz vuestro estandarte perpetuo, cuando la situáis en lo alto como recordatorio de una pena que ya fue redimida, estáis reteniendo una imagen incompleta de mí. Estáis perpetuando una vibración de sufrimiento que ya fue disuelta en la Luz de la Resurrección.


¡Yo no vine a enseñaros a sufrir, vine a enseñaros a amar!


La perseverancia en mantenerme clavado a la cruz nace de una herida que aún está abierta en la conciencia colectiva, una herida que no se atreve a sanar porque el dolor se ha confundido con el amor, la expiación con el castigo, la entrega con la pérdida. Pero el amor verdadero no precisa del sufrimiento para manifestarse. El verdadero amor no se alimenta de sangre ni de penas perpetuas. ¡El amor verdadero libera! Y es en esa libertad donde yo deseo que me encontréis ahora.


Yo estoy vivo en vosotros, en vuestro devenir, en vuestra compasión, en cada acto de bondad que ofrecéis sin esperar recompensa alguna. No estoy suspendido entre clavos, estoy caminando a vuestro lado cada vez que elegís la luz en lugar de la sombra, cada vez que os perdonáis unos a otros, cada vez que elegís la paz por encima del juicio.


Os animo a que os deshagáis de esa imagen mía sangrante y detenida, no como un rechazo, sino como un paso hacia una Verdad Mayor. Porque mientras sigáis viéndome como el crucificado, mantendréis viva una culpa que no os corresponde, un sacrificio que ya no es necesario, la distancia entre vosotros y el amor que sois.


Dejad caer los clavos del miedo, del castigo, de la penitencia sin fin. Descolgadme ya de la cruz y dejadme resucitar en vosotros como la presencia luminosa que siempre he sido. Yo soy el Cristo Vivo, no el muerto. Yo Soy la Conciencia Unificada, no la herida sangrante. Yo Soy el Abrazo del Padre y la Madre en vuestro interior, la certeza de que todo está cumplido y de que nada os separa de la Divinidad.


Y cuando veneréis la cruz, que sea con gratitud por el tránsito superado, no con pena por un sacrificio eterno. Que vuestra mirada sobre ella sea como la del sol naciente que no se detiene en la oscuridad de la noche sino que la trasciende. Porque allí donde el dolor cumplió su función, la luz debe continuar su curso.


Miradme con los ojos del alma, no con la nostalgia del drama. Escuchadme en el silencio donde no hay llanto, sino gozo profundo. Sentid mi presencia en vuestro pecho, no en las espinas de la memoria. Y sabed que cada vez que liberáis mi imagen del tormento, os estáis liberando a vosotros mismos de las cadenas invisibles del sufrimiento heredado.


No me recordéis clavado, porque eso es retener la vibración del martirio en vuestra conciencia. Es crear templos al sacrificio cuando yo os llamo a templos de resurrección. Es temer al amor porque fue confundido con la pérdida. Pero el amor no pierde. El amor florece, incluso en la muerte.


Os hablo desde el amor que no exige dolor. Desde el corazón que nunca dejó de abrazaros. Desde la compasión que jamás os juzgó, a pesar de que vosotros mismos os hayáis juzgado en mi nombre. Yo no os pido sacrificios ni penitencias, os pido que ampliéis la conciencia, una ampliación que empieza cuando os atrevéis a ver más allá del símbolo. Cuando os preguntáis si el recuerdo constante de una herida no se ha convertido en un impedimento para sanarla. Cuando dejáis que el Cristo Vivo sustituya al cristo lacerado en vuestro altar interior.


No destruyáis la cruz, pero transformad su significado. Que ya no sea signo de muerte, sino de vida nueva. Que ya no evoque dolor, sino esperanza. Que ya no os hable del castigo, sino de la promesa cumplida. Que no os recuerde vuestra supuesta indignidad, sino la certeza de que siempre habéis sido dignos del Amor Divino.


Vosotros sois mis hermanos y mis hermanas, no mis deudores. No me debéis nada. No deberíais seguir sufriendo en mi nombre, solo tendríais que recordar quiénes sois: los hijos e hijas de la misma Luz que yo manifesté.


Cuando os abrís al amor que no juzga, al perdón que libera, a la vida que renace, vosotros también sois el Cristo. Y por eso os pido, con ternura que os deshagáis de los clavos, que me descolguéis del madero, que cantéis no por mi muerte, sino por vuestra vida, que me miréis no con pena, sino con alegría. Porque yo estoy en medio de vosotros, vivo, atento, resplandeciente, esperando que también vosotros os atreváis a resucitar.


Con muchísimo amor, JESÚS”